01 WELCOME TO DUBAI

January 1

1 de Enero de 2014, el vuelo de Emirates EK186 con destino a Dubai despegaba a las 15:10h convirtiéndose en el punto de partida de nuestra Vuelta al Mundo. ¡Comenzaba la aventura!

Después de muchas semanas de estrés, nervios, miedos y despedidas la carga emocional con la que subimos a este avión nos pesaba más que la propia mochila. Por delante nos esperaba un vuelo de seis horas y media. A nuestro lado un chico australiano de veintidós años originario de Sri Lanka con una tremenda resaca tras la celebración de fin de año en Barcelona.

Nos dimos la mano, nos miramos y aun no podíamos creer que nuestro sueño comenzaba a hacerse realidad mientras perdíamos el contacto con el suelo. Nunca podremos olvidar ese momento.

A treinta minutos del aterrizaje y antes de haber pisado la ciudad, ya conocimos las primeras cosas de Dubai que nos llamaron la atención gracias a un miembro de la tripulación. Sólo el 10% de la población son autóctonos, no se puede comer, beber, masticar chicle ni dormir en el metro bajo multa de 250 Drhs (50€). Hay vagones exclusivos para mujeres y niños en horas punta. Y es recomendable evitar las muestras de afecto (besos, abrazos…) entre hombres y mujeres en público.

Antes de bajarnos del avión aprovechamos para hablar con el capitán Jerry Neudorf para ver si podíamos acceder a la cabina del piloto y hacernos unas fotos. La verdad es que fue de lo más simpático.

A las 2 de la mañana salíamos del aeropuerto de Dubai. El metro ya estaba cerrado y no nos quedaba otra opción que coger un taxi que nos llevaría a Dubai Marina, donde viven Carla y Andy, una pareja argentina. Gracias a Couchsurfing pudimos contactar con ellos y nos han acogido durante tres días en su apartamento.

En el trayecto desde el aeropuerto, eran muchas las sensaciones que inundaban nuestros sentidos: estábamos en un país desconocido, con una cultura muy diferente, era de noche, música árabe a todo volumen y rascacielos excesivamente iluminados a  ambos lados de la carretera.

Gracias a las indicaciones que previamente Carla nos había enviado por mail, llegamos a nuestro destino. Carla bajó a recibirnos, nos presentamos y nos llevó a su apartamento situado en la planta 34, nunca antes habíamos dormido tan alto. Era tarde, tocaba dormir.

Una de las ventajas que tiene alojarse en casa de gente local o residente es que conocen bien la ciudad y te permite disfrutar de cosas que cuando vas por tu cuenta no podrías hacerlas, como tener una panorámica de la Palmera desde la planta 97 del edificio The Princess a más de 400 m de altura. ¡Sólo te tienes que hacer pasar por un vecino del edificio y pulsar el botón del ascensor encargado de llevarte a lo más alto!

El resto del día lo aprovechamos para pasear por la ciudad, visitar Dubai Marina y ver el Burj Al Arab, el único Hotel del Mundo con siete estrellas.  Para acabar el día pudimos disfrutar de una fantástica cena argentina que nos preparó Carla. Las horas pasaron volando, la conversación fue de lo más interesante y ¡el pastel de papas y el vino estaban tremendos!

Podéis ver más fotos  en nuestra galeria de Dubai.