68 DE CAMINO A BOLIVIA

  • AUTHOR: // CATEGORY: Bolivia

    3 Comments

    Ha llegado la hora de dejar Argentina pero volveremos. Hoy nos espera un largo día de viaje. A la 9 de la mañana tomamos el autocar hacia La Quiaca. Es la última ciudad Argentina antes de cruzar la frontera a Bolivia. Al otro lado nos espera Villazón donde tenemos planeado tomar el tren Wara Wara del Sur que sale a las 15.30 los lunes y llega a Uyuni a las 01.15 de la mañana. Hemos escogido esta opción en lugar del autocar ya que hemos leído que es mucho más segura.

    Al bajarnos del autocar en La Quiaca y de camino hacia la frontera, nos cruzamos con una pareja de Estados Unidos que viene de Bolivia y aprovechamos para preguntarles sobre los tours del salar de Uyuni. Lo primero que nos dicen es que han pasado mucho frío, lo segundo es que hay serios problemas de acceso a Uyuni por bloqueos. Nos dicen que es imposible entrar o salir de Uyuni. Los ciudadanos, a modo de protesta, han cortado completamente el acceso a la ciudad. Mel, la chica francesa que conocimos en Bangkok ya nos había advertido días atrás de que había bloqueos en Bolivia y que estuviéramos al tanto de la prensa y así lo hicimos. Ni vimos nada, ni mucho menos esperábamos que fuera justo en Uyuni.

    A pocos metros de cruzar la frontera, Nacho le pregunta a un militar boliviano por el tren Wara Wara del Sur. Nos confirma que no ha salido desde Oruro, ciudad situada al norte de Uyuni, debido a los bloqueos, por lo que nos quedamos sin tren.

    Cruzamos la frontera sin ningún problema. El trámite es muy rápido y en menos de 20 minutos estamos en Villazón. No nos queda más remedio que buscar una alternativa, un plan B. Barajamos todas las posibilidades, que no son muchas. Está claro que tenemos que salir de aquí en autocar y cuanto antes para intentar llegar a Uyuni, así que nos dirigimos a la terminal de autobuses donde multitud de mujeres a la entrada nos intentan vender billetes a varios destinos. Hacia Uyuni sólo saldrá un autocar, a las cuatro de la tarde y nos dicen que no podrá entrar a la ciudad, que nos dejará a unos kilómetros de allí, antes del punto de bloqueo y tendremos que caminar hasta allí. La hora de llegada sería las dos de la mañana.

    Aprovechando que son las doce del mediodía, no queremos perder la oportunidad de llegar antes así que tomamos un autocar, que está a punto de salir, a Tupiza, a unas dos horas, y en la que esperamos encontrar otras alternativas. Allá vamos.

    Una vez en Tupiza vemos que las opciones son también bastante reducidas. Solamente sale un autocar hacia Uyuni a las seis de la tarde, eso sí, nos garantizan que llegará a la ciudad, que están entrando por desvíos esquivando los bloqueos. Decidimos arriesgarnos y compramos los billetes. Queremos llegar a Uyuni sí o sí. Nacho está a punto de cumplir los 30 y nos hace especial ilusión celebrarlo en el Salar de Uyuni, uno de los lugares que más había soñado con visitar.

    A veinte minutos de la hora de salida del autocar, vemos que toda la gente de la estación lleva mantas consigo, menos nosotros. Algo nos dice que vamos a pasar frío, así que decidimos comprar una manta. Preguntamos por toda la estación dónde podemos comprar una. Nos indican algunas tiendas pero están todas cerradas. Nacho, de vuelta a la estación, entra en una tienda de chuches y le dice a la mujer que le compra una manta de su casa y que con el dinero que le damos se puede comprar una nueva mañana. Se lo piensa y acepta, entra en su casa y busca una manta. Le ofrecemos 50 bolivianos, pero ella nos pide 80. Le decimos que no tenemos más, mentira y hacemos un amago de irnos. Al final acepta y volvemos a la estación con nuestra manta. Todo el mundo a quien habíamos preguntado minutos antes se ríe al vernos llegar con la manta y con una sonrisa de oreja a oreja.

    Ha llegado el autocar. Es más alto de lo habitual, qué curioso. ¿Y esas ruedas? ¿Esto es un autocar o un tractor? Bueno, ha llegado la hora de subir pero no llego a la escalera, está altísima. Que me tiren una cuerda, ¡por favor! De rodillas y agarrándome a lo que puedo consigo subir, a Nacho le dan un empujoncito desde atrás. Qué suerte tenemos. Asientos uno y dos, los panorámicos, en el piso de arriba. ¡Que vistas!

    El autocar se pone en marcha, bien, lo vamos a conseguir. No, ¿Dónde vamos? Pero… si eso es un camino de tierra, ¿Cómo? Uyuni a 200 Km, ¿he leído bien? Nos miramos y alucinamos. Reímos por no llorar. El camino es horrible. Estrecho, oscuro y de tierra y piedras. Empezamos a entender lo de la altura y las ruedas del autocar. Qué bien. La ventana se abre sola, a la que nos despistamos entra un frío que pela y toda la polvareda que se levanta a nuestro paso. El camino es tan estrecho que cuando viene algún vehículo en el sentido contrario, porque el camino es de doble sentido, uno de los dos tiene que maniobrar para que puedan pasar. Atravesamos montañas, barrancos y desde nuestros asientos panorámicos podemos contemplar el “paisaje” mejor que nadie. Qué afortunados.

    Cerramos un poco los ojos e intentamos dormir, aunque cada cinco minutos tengo que despertar a Nacho para que cierre la ventana “automática”. Yo no puedo pegar ojo. Una, dos, tres, cuatro horas hasta llegar Atocha. Sólo hemos recorrido 100 Km y ahora nos dicen que tenemos que bajar. Parece que hay “transbordo”. Con nuestras mochilas, nos montamos en el nuevo autocar que sale rumbo a Uyuni. Son más de las diez y empieza a hacer mucho frío. Nos tapamos con la manta e intentamos dormir para que las horas pasen más rápido pero es muy difícil. El frío nos va calando en el cuerpo, desde los pies hasta la cabeza. Los cristales están congelados y en ellos se pueden ver placas de hielo. Nacho se quita las bambas. Tiene mucho frío y se da cuenta de que tiene los calcetines mojados. Yo estoy helada, temblando de frío. Casi no me siento los dedos de los pies. Nacho me obliga a quitarme las bambas también. Yo no reacciono así que me las acaba quitando él así como los calcetines y mete mis pies debajo de su chaqueta para darme calor. Funciona y consigo descansar un poco. Y así en estado de semicongelación y con el cuerpo destrozado llegamos a Uyuni a la 1:30 de la mañana. Hemos tenido suerte y el autocar ha podido entrar hasta la plaza. Suponemos que por la hora que es. Junto a un hombre del pueblo caminamos por la Av. Ferroviaria en busca de nuestro alojamiento. Nacho no siente los pies, lo está pasando muy mal.
    A pesar de que habíamos avisado de que llegaríamos tarde, la puerta está completamente cerrada. Tocamos al timbre, aporreamos la puerta y después de cinco minutos conseguimos que nos abran.

    Y así acaba uno de los días más largos del viaje. Posiblemente el peor trayecto en autobús de los muchos que llevamos hasta el momento, pero lo hemos conseguido. Estamos en Uyuni. Nos vamos a dormir.

COMMENTS

3 Responses to 68 De camino a Bolivia

  • Nati wrote on June 16, 2014 at 3:37 // Reply

    Qué fotos más chulas! Creo que ya os dije más de una vez que me encarna ver a la gente de otros países!!! 🙂
    Ahora, el viajecito….madre mía !

  • angustias jimenez marmol wrote on June 16, 2014 at 6:22 // Reply

    Ea,ahora toca abrigarse,atrás quedaron los días de biquini¡qué pena!,el biquini nos toca ahora a nosotros,besos…..

  • JORDI RAMÍREZ wrote on June 22, 2014 at 7:40 // Reply

    Hooola!
    Como me recuerda esta parte a los Andes ecuatorianos!!! disfrutad mucho de América, la gente es encantadora!! Eso sí, para comprar hay que regatear muuucho!! Besos!!!

LEAVE A REPLY

FILL THE FIELDS TO LEAVE A REPLY. Your email address will not be published.