73 LA CARRETERA DE LA MUERTE

  • AUTHOR: // CATEGORY: Bolivia

    7 Comments

    Y al fin llegó el día. Uno de los platos fuertes que no nos queríamos perder por nada del mundo en nuestro paso por Bolivia es el descenso en bicicleta por la conocida Carretera de La Muerte.

    Esta vía conecta la capital del país, La Paz, con Coroico, en la región andina de Los Yungas y en 1995 fue nombrada la carretera más peligrosa del mundo. Combina las curvas más cerradas imaginables con la circulación en doble sentido, teniendo sólo tres metros de ancho en algunos tramos y la presencia de un precipicio al que se rueda muy próximo… y sin ninguna protección. Su superficie, sin asfaltar y llena piedras y rocas de todos los tamaños, resulta especialmente resbaladiza. La niebla y la lluvia, que aparecen con frecuencia, también contribuyen en gran medida a la peligrosidad que le da nombre.

    La Carretera de la Muerte fue construida por los prisioneros de la guerra de Paraguay en 1932 y hasta el año 2006 era la única conexión existente entre La Paz y la selva, donde se encuentra Coroico. Según nos han contado, hasta entonces, cada año eran unos 25 vehículos y al menos 2 bicicletas los que se precipitaban por el barranco en mortales accidentes.

    Son muchas las agencias en La Paz que ofrecen tours organizados para realizar el descenso en bicicleta por La Carretera de La Muerte, pero tras haber leído mucho sobre ello y el riesgo que supone hacerlo sin unas bicicletas adecuadas y un equipo en condiciones, teníamos claro que se trataba de algo en lo que no podíamos escatimar.

    Tuvimos la suerte de que nuestros amigos estuvieron aquí de vacaciones el verano pasado y nos recomendaron la agencia con la que ellos habían hecho el descenso, Vértigo Biking. Excelente profesionalidad y bicicletas de alta calidad que son constantemente revisadas antes y durante el descenso. Nuestro amigo Juan nos puso en contacto con una chica que trabajaba en la empresa y gracias a ella nos hicieron un precio especial para realizar el descenso con ellos y, aunque es más caro que otras agencias, la seguridad y la calidad de todo lo que ofrecen, bien lo vale.

    A las 8 de la mañana salimos desde la oficina en el centro de La Paz en dos minivans un grupo de diez personas, dos guías y dos conductores hacia La Cumbre, a 4700 metros de altitud. Una vez allí, y con un frío que pela, como podréis imaginar, descargamos las bicis y nos vestimos con todo el equipo. Rodilleras, coderas, casco integral, pantalón, mallas y camiseta térmicas, polar y chaqueta paravientos para la primera parte del descenso en la que hace muchísimo frío. Con tanto traste superpuesto casi ni nos podemos mover. Parecemos Robocop y, aunque al principio nos cuesta un poco hasta pedalear, poco a poco nos vamos habituando a nuestra condición robótica y nos olvidamos de lo incómodo de tanta protección.

    Tras atender a las instrucciones y consejos de Marcelo, nuestro guía, comenzamos la primera parte del descenso. Este tramo nos llevará aproximadamente una hora ya que es sobre carretera asfaltada con tráfico normal de vehículos y a una velocidad de unos 60km/h.

    Desde el minuto cero, las vistas y el paisaje que nos rodean son impresionantes y cada 15 o 20 minutos tenemos la oportunidad de parar para disfrutar del entorno y hacer alguna que otra foto.

    Así, con un guía a la cabeza y otro detrás del grupo seguido por las dos minivans, que nos acompañarán en todo el trayecto como soporte, llegamos al inicio de la Carretera de la Muerte. Allí tenemos que pagar una entrada de 25 Bolivianos por persona y hacemos un descanso para comer algo y recuperar energías, que las vamos a necesitar para lo que viene a continuación.

    Ahora sí, el terreno cambia por completo y las enormes piedras y gravilla hacen perder el control de la bicicleta fácilmente si no vas a una cierta velocidad y con seguridad. La verdad es que, en un principio siento terror, me veo incapaz de rodar por este terreno y con el infinito precipicio a mi lado pero pasados los primeros 10 minutos de toma de contacto y afianzamiento, comienzo a disfrutar del descenso y las increíbles vistas que nos acompañan.

    Aunque en Bolivia se conduce por la derecha, esta carretera exige hacerlo por la izquierda, de forma que los camiones circulen siempre por la parte más sólida, la asentada sobre rocas; de lo contrario, el terreno cedería a su peso y caerían por el acantilado. Así que a las bicis nos toca ir pegadas al borde.

    A lo largo del trayecto se encuentran diferentes memoriales dedicados a aquellos que perdieron allí la vida como por ejemplo “El Balconcillo”.

    Pasamos por diferentes poblaciones como Unduavi, Chuspipata, Alto Sacramento, San Juanillo, Bajo Sacramento… Hasta llegar finalmente a Coroico Viejo y Yolosa donde terminan las tres horas y pico de descenso. Por el camino atravesamos cascadas y paisajes de montaña y acantilados que dejan sin respiración. Tanto el paisaje, como los colores, olores y temperatura van cambiando drásticamente a medida que descendemos. La temperatura y la sensación de humedad y sofoco va aumentando conforme nos acercamos a la zona de selva, de clima tropical. Como cebollas, vamos sacándonos todas las capas de ropa que podemos en cada parada, aunque tampoco nos podemos destapar demasiado ya que los enormes mosquitos comienzan a abundar.

    Adelantamos a un par de compañeros del grupo que han pinchado rueda y rezamos para que no nos pase lo mismo. No queremos experimentar lo que se siente y menos en esta carretera. No, gracias.

    Después de más de dos horas de descenso por este terreno, el dolor en las falanges de sostener los frenos y en los antebrazos de aguantar y amortiguar las constantes vibraciones por lo abrupto del terreno, comienza a ser cada vez más intenso.

    Finalmente, y después de cuatro horas y pico de descenso, ¡lo hemos conseguido!. Hemos llegado a Yolosa, punto final del camino a 1200 metros de altitud. Hemos sobrevivido a la Carretera de La Muerte y hemos vivido una experiencia inigualable que nos ha permitido disfrutar de un entorno único en el mundo.

COMMENTS

7 Responses to 73 La carretera de la muerte

  • Roldán wrote on June 28, 2014 at 9:14 // Reply

    Que cosa más bonita y peligrosa a la vez, una experiencia única que merece la pena vivir pero no nos metáis más el miedo en el cuerpo pues al final nos dará un pequeño infarto muchos besos y gracias por hacernos vivir estos momentos tan gratos.

  • Nati wrote on June 28, 2014 at 1:53 // Reply

    Uffff qué acojone con los precipiciosssss!!!. Yo creo que no podría….

  • Isabel wrote on June 28, 2014 at 3:44 // Reply

    Que miedooo yo no podria con el vertigo que me dan las alturas .Pero vosotros sois geniales podeis con todo .Suerte y hasta pronto ….. un besiko

  • CRIS wrote on June 28, 2014 at 4:16 // Reply

    Qué valientes y aventureros! No hay quien os frene!!!!
    El video es espectacular! Un abrazo enorme.

  • Roberto wrote on June 29, 2014 at 7:20 // Reply

    Sólo 3 horas??? Qué poco!!! Pero reconozco que tiene que ser espectacular!!!!

  • Faus wrote on June 29, 2014 at 7:35 // Reply

    Que pasada!! y cuanta seguridad! y bici de descenso, casco integral, rodilleras..

  • Toñi wrote on July 2, 2014 at 5:16 // Reply

    Yo sin comentario. ¡Vamos a por otra! Esto es pan comido. Para la próxima contad conmigo también. Muchos besitos.

LEAVE A REPLY

FILL THE FIELDS TO LEAVE A REPLY. Your email address will not be published.