78 EL CAÑON DEL COLCA

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    Son las siete de la mañana. Y, como ya adelantó Marien, nos vamos al Cañón del Colca. Hay muchas maneras de visitarlo, desde agencias con tours organizados hasta por tu propia cuenta pero independientemente de cómo lo visites hay que pagar un boleto turístico de 70 Soles, unos 20 € al cambio, simplemente por ser turista. La verdad es que no nos hace mucha gracia tener que pagar esa cantidad, ya veremos qué pasa.

    Después de cuatro horas de autocar llegamos al primer pueblo del Cañón del Colca, Chivay donde dos trabajadoras se suben al bus a cobrar a todos los turistas. Cuando llega nuestro turno le decimos que lo compraremos una vez lleguemos a nuestro destino, Cabanaconde a más de dos horas de Chivay y a 3287 de altitud. A la llegada, salimos corriendo y nos escondemos detrás del autocar para despistar a la recaudadora. Parece que nos hemos librado, ¡bien!. El resto de la tarde lo pasamos en la terraza del hostel y por la noche compartimos cena con unas chicas canadienses que están de vacaciones. A las nueve de la noche nos vamos a dormir. Mañana nos tenemos que levantar a las cinco para ir a ver al cóndor.

    Desayunamos los mismos de anoche. ¡Cómo come la canadiense! Le hemos dado un bollo cada uno, ya lleva cuatro. Nosotros a estas horas no tenemos mucha hambre.

    Nos dirigimos a tomar el bus donde una vez más nos espera la recaudadora pero estamos preparados, tenemos una buena excusa. Le decimos que no tenemos efectivo y que no nos queda más remedio que bajar al pueblo más cercano, Chivay a dos horas, a sacar dinero puesto que aquí no hay cajero. Parece que funciona.  La Cruz del Cóndor es un mirador que se encuentra a media hora de Cabanaconde en la ruta que lo une con Chivay. A la llegada a la Cruz del Cóndor tenemos que volver a usar la misma excusa con el personal que hay aquí pidiendo los boletos turísticos. Le decimos que nos vamos mañana y que como los cóndors sólo pasan a la ocho de la mañana, nos dejen entrar que luego acabaríamos de adquirir nuestros boletos. Parece que ha funcionado. Estamos dentro.

    Somos de los primeros en llegar y el cóndor no tarda en dejarse ver. Se trata del ave no marina de mayor envergadura del planeta. Es un símbolo nacional de Perú, Bolivia, y Chile y  tiene un importante rol en la mitología y el folklore de las regiones andinas de Sudamérica.  Los cóndores  llegan a medir hasta 142 cm de altura, y quizás lo que más destaca es su gran envergadura que varía entre los 270 y 330 cm además de su peso de hasta 15 Kg.

    Con su vuelo perfecto sobrevuela los azules cielos del Cañon del Colca casi sin mover las alas. Es precioso. Después de disfrutar de este espectáculo volvemos a Cabanaconde. No paran de llegar turistas, esto se empieza a parecer a Port Aventura.

    Nuestras colegas canadienses se van hoy mismo después de ver al cóndor y puesto que no van a necesitar más sus boletos turísticos deciden cedérnoslos, además no tienen puesto su nombre. ¡Bien! O quizás no tan bien. A la vuelta a Cabanaconde tenemos la gran suerte de cruzarnos con la recaudadora nuevamente que aprovecha para preguntarnos si habíamos comprado ya nuestros boletos. Se los enseñamos pero quiere verlos más de cerca, oh, oh… Ahora mirará la fecha y verá que no son nuestros. Efectivamente, se da cuenta y dice que esto está muy feo, que esto no se hace y que nos va a llevar a comisaría. Rápido, pensemos una nueva excusa. Plan P, darle pena. Le decimos que no podemos asumir el coste del boleto turístico. Que nosotros venimos por nuestra cuenta, sin tour y que nos encanta la montaña. Dice que si lo hubiéramos dicho nos hubiera hecho un descuento y que podríamos pagar 40 soles. Como veis todo muy profesional.

    Después del plan P pasamos al plan C, convicción. La mujer no quiere hacer mal su trabajo, sabe que no hemos pagado y que los boletos no son nuestros pero sólo lo sabe ella así que intentamos convencerla para que haga una excepción puesto que nos vamos mañana. Le decimos que haga como si no nos hubiera visto y así no estará haciendo nada malo. Le ofrecemos 10 soles bajo la manga pero no los coge, es honrada. Al final o nos la hemos camelado o nos da por imposible. Prueba superada. Nos dice que si nos paran los otros guardias que nosotros mismos nos las arreglemos.

    Vaya susto. Llegamos al hostel y nos cambiamos, empieza a hacer calor. Ponemos el nombre en “nuestros” boletos y compramos unos sandwiches para el largo camino que nos espera, vamos a bajar y subir el cañón del colca. Después de una media caminando, sorpresa, un nuevo control. Nos piden nuevamente nuestros boletos que con toda la tranquilidad del mundo mostramos ya que estos vigilantes no nos conocen. Funciona, seguimos descendiendo desde los 3287 m de altitud hasta casi los 2100 m que es donde se encuentra el Oasis de Sangalle. Y en eso se va a quedar, en un oasis al que nunca llegaremos. Es tarde y cuando nos encontramos a menos de veinte minutos decidimos darnos la vuelta. No queremos que se nos haga de noche y os podéis imaginar que no es lo mismo bajar que subir.

    Tenemos que ir parando cada diez minutos. El calor, la dificultad del terreno  y la altitud hacen de este camino una agonía, vamos con la lengua fuera. Vemos pasar un cóndor. Ahora no nos parece tan bonito. El cóndor es un ave carroñera y sólo se alimenta de animales muertos. ¿Tan mal nos ve desde ahí arriba? A la vez que Marien se pregunta si nos puede hacer algo yo ya estoy cogiendo piedra del suelo, por si acaso.

    Después de cerca de seis horas caminando hemos conseguido salir del cañón pero ¿y este río? Esto no estaba aquí antes. No recuerdamos haber cruzado ninguno. Una vez más nos hemos vuelto a perder. Por suerte estamos cerca, se puede ver el pueblo y un lugareño nos ayuda a encontrar nuevamente el camino.

    Llegamos reventados y lo único que queremos es ducharnos y beber mucha agua. Ya recuperados, disfrutamos de una deliciosa cena con carne de alpaca y buen vino peruano. Mañana volvemos a Arequipa.

    Volvemos a coger el mismo autocar que ayer pero, aunque todavía no es la hora, ya está lleno. Por suerte, ayer compramos nuestros billetes así que tenemos el asiento reservado. Nuestros ojos no dan crédito. La media de edad es de 70 años. Se ve que hoy es día de cobro y todas las personas mayores tienen que desplazarse hasta Chivay para cobrar sus pensiones. No llego a contar todas las personas que hay en el autocar pero me atrevería a decir que hay más del doble de su capacidad. La gente va de pie en el pasillo y se pelean por entrar en el autocar cuando ya no cabe ni un alfiler. Finalmente, tras gritos y discusiones porque nadie más cabe el el autobús, el  conductor abre el maletero donde va el equipaje y allí meten a los últimos pasajeros. Sí, en el maletero del autocar. Parece que nos vamos.

COMMENTS

3 Responses to 78 EL CAÑON DEL COLCA

  • Laura wrote on July 8, 2014 at 2:51 // Reply

    Que preciosidad de animal

    • Nacho Roldán wrote on July 8, 2014 at 4:26 // Reply

      Te refieres a mi?

  • Nati wrote on July 8, 2014 at 4:38 // Reply

    Bonitos paisajes!!.
    Anda que no le echáis morro al asunto!!! Jajajaja. En mi tierra hay un dicho: o que non chora non mama. Y tal cual!!!

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