89 PORTO DE GALINHAS

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    Seguimos nuestra ruta por Brasil y hoy ponemos rumbo a un lugar que nos recomendó un chico brasileño que conocimos en un autobús en Perú. Siguiendo sus recomendaciones, vamos pasar unos días en Porto de Galinhas, a unos 60 km de Recife. Vamos en autocar así que tenemos que ir primero a Goianinha, de aquí a Recife y después desde el aeropuerto de Recife hasta Porto de Galinhas. En total nos lleva todo alrededor de unas seis horas y media desde Pipa. La verdad es que aunque sean menos horas de las que nos llevan la mayoría de trayectos, el viaje se hace largo.

    El autocar nos deja a pocos metros del alojamiento que tenemos reservado así que vamos caminando. Hace muchísimo calor y un sol que achicharra pero por suerte ya casi estamos.

    La primera sorpresa es la calle que nos lleva hasta el lugar. Totalmente sin asfaltar, apartada y solitaria. Esto no nos gusta… No coincide para nada con la descripción que habíamos leído en Booking. Conforme nos vamos acercando y vemos el edificio, nos gusta menos. No tiene nada que ver con lo las fotos de internet. “No tiene muy buena pinta”, le voy comentado a Nacho por el camino pero cuando entramos al apartamento se nos cae literalmente el alma a los pies. Un zulo sin ventanas totalmente diferente a las fotos de lo que habíamos reservado y lo peor de todo, infectado de mosquitos porque está al lado de un pantano. No exagero, nubes de mosquitos dentro y fuera del apartamento. La encargada, ante nuestras caras de asombro, no hace otra cosa que darnos una raqueta para matar mosquitos, nos dice que no abramos la puerta por la noche y se queda tan ancha.

    Sin pensarlo dos veces le decimos que nos largamos. No nos vamos a quedar en este sitio. Le decimos que tengo una fobia tremenda a los mosquitos, que me dan muchísimo miedo y que por lo tanto nos es imposible quedarnos en este lugar. Al principio intentan hacernos pagar el 50% de la reserva pero finalmente tras unos minutos de discusión y avisarles de que si nos obligan a pagar y quedarnos les pondremos unas referencias horrorosas en internet, acceden a que nos marchemos de rositas.

    Bueno, pues ahora no tenemos alojamiento. Tendremos que volver a la búsqueda puerta a puerta como al principio del viaje. Parece que el destino quiere que a pocas semanas de acabar el viaje, volvamos a sentir la adrenalina de la improvisación mochilera. Bueno, eso y que nos mojemos porque nada más salir del zulo comienza a diluviar. Nos resguardamos en un restaurante cercano y aprovechamos para comer algo. Tras la lluvia y con el estómago lleno continuamos la búsqueda de alojamiento para los próximos seis días y finalmente encontramos la pousada Koala, que está bastante bien y a dos pasos de la playa. Vaya triunfo.

    Una vez instalados, salimos a pasear por el centro, muy animado y turístico. Hay multitud de bares, restaurantes y tiendecitas con mucho encanto y nos hace muchísima gracia la cantidad de gallinas esculpidas en troncos de palmeras que decoran las calles. De hecho, una de las preguntas que nos hacemos es qué tendrá que ver este sitio con las gallinas. Pues bien, este lugar fue un punto de desembarque de esclavos y cuando el tráfico de los mismos en el siglo XVIII fue prohibido, se referían a la llegada de nuevos esclavos diciendo que habían llegado nuevas gallinas al pueblo. De ahí su nombre. Curioso, ¿no?

    Hasta hace pocos años era un lugar casi desconocido pero a partir de 1990 comenzó a ponerse de moda y hoy en día es bastante turístico aunque conserva el encanto de pueblecito pescador del nordeste de Brasil.

    Más de 18 km de playas de arenas blancas y aguas color esmeralda, alejadas del barullo de la ciudad y seis días por delante para descansar y disfrutarlas, que es lo único a lo que nos vamos a dedicar en las próximas semanas.

    Uno de los principales atractivos de Porto de Galinhas son sus piscinas naturales, que se encuentran en la playa central, justo al lado de nuestro alojamiento. Estas piscinas se forman por la posición del mar y del gran arrecife que está frente a sus costas. Dentro de este espacio se forman hoyos o “piscinas” a las cuales es posible llegar, teniendo presente el horario de las mareas.

    Una de las primeras cosas que hacemos es informarnos de cómo funciona la marea y hacernos con una tabla de mareas ya que si llegas a estas playas durante marea alta no tienen nada de especial puesto que el gran arrecife está cubierto de agua y es imposible de ver.

    Nosotros hemos tenido suerte ya que nos coinciden 3 días seguidos en los que la marea llegará a 0.0 por la mañana. Sin embargo, durante dos de estos días no ha parado de llover así que hasta el tercero no tenemos el privilegio de poder disfrutar de esta maravilla de la naturaleza.

    Las piscinas están a tan sólo 200 metros de la costa por lo que se puede llegar o bien nadando, o bien en jangada, que es una barquita tradicional brasileña. En nuestro caso, cuando al fin la lluvia nos da un día de tregua, vamos a nado. Bueno, realmente caminando porque la marea, como decía, ha llegado a 0.0.

    El acceso a las piscinas está controlado y restringido ya que se trata de un espacio protegido y por ello los agentes medioambientales nos acompañan, nos vigilan y nos advierten de los cuidados que debemos tener para no dañar el ecosistema. Sólo es posible pisar el arrecife en las partes indicadas por cuerdas porque está cubierto de corales muy sensibles los cuales debemos cuidar entre todos.

    Hay dos piscinas, la más grandes, en las que te puedes bañar rodeado de peces y flotar mientras ves las olas rompiendo antes del arrecife. Un paisaje de ensueño, la verdad. Estamos realmente emocionados , es algo único.

    Otro de los días en los que la lluvia nos da respiro, como la marea está alta, decidimos ir caminando hasta la playa de Maracaípe, a continuación de la central. Se trata de una playa larga, de arena fina y blanca y con un oleaje estupendo. Todo un paraíso para los surferos. De hecho, se celebran campeonatos de surf en sus aguas y se pueden alquilar tablas de surf para los que quieran disfrutar de sus olas. Recorremos unos seis kilómetros paseando por su orilla y tenemos que volver corriendo a la pousada porque comienza a diluviar.

    Hoy comeremos ensalada y un poco de carne así que mientras Nacho se ducha yo me dispongo a cortar la lechuga e ir preparándola. La compramos anoche en el súper y la lavé nada más llegar a casa como siempre hacemos así que sólo tengo que sacarla de la nevera y trocearla sobre la tabla. Nada más clavar el cuchillo noto algo raro… De repente veo que acabo de trocear algo más entre la lechuga. ¡Dios mío! ¿Qué es esto? ¿Un gusano? No, pero es demasiado grueso… No para de sangrar… ¡Qué asco! ¿Qué hace esto dentro de mi lechuga? Me flojean las piernas, me tiembla todo… ¡Es una serpiente! Sólo acierto a dar un grito pero no soy capaz ni de articular palabra. Nacho sale de la ducha sobresaltado y no da crédito a lo que ve. Sí sí, tal cual, es una serpiente a la que involuntariamente acabo de trocear y que ha pasado toda la noche en nuestra nevera dentro de la lechuga que ayer mismo lavé y escurrí con mis propias manos… Uf, mejor ni lo pienso. Creo que tardaremos algún tiempo en volver a comer verde. Hoy ya, si eso, no comemos unos sándwiches…

COMMENTS

5 Responses to 89 Porto de Galinhas

  • Nati wrote on August 18, 2014 at 2:58 // Reply

    Precioso lugar y fotos!!.
    Eso si lo de los mosquitos y la serpiente….jolin!. Yo salgo corriendo jejeje

  • ANGUSTIAS wrote on August 19, 2014 at 4:33 // Reply

    VAYA TELA,CON EL BICHO,COMO ERA LA LECHUGA?PESARÍA UN MONTON.NO DO CREDITO

  • CRIS wrote on August 19, 2014 at 7:27 // Reply

    Que playitas más chulas! Y que miedo eso de la serpiente…no me lo puedo ni imaginar! Que disfrutéis mucho de la recta final de esta aventura que os habrá curtido en todos los sentidos. Petonets

  • merce medina wrote on August 20, 2014 at 12:41 // Reply

    HOLA XICOS
    KE MARAVILLAS D PLAYAS
    DISFRUTAR EL TIEMPO K OS KEDA
    UN BESO….
    MARIEN Y NACHO……

  • Toñi wrote on August 21, 2014 at 1:23 // Reply

    La lechuga nos ha causado impresión a todos. Diríamos que verdura con carne gratis.¡Qué miedo hija! Eso nos ha impresionado a todos. Cuidado con las verduritas que ya traen carnecita añadida. Muchos besos y a vuestra recta final. Besazoz!!!!!!

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