97 POLANNARUWA

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    Después de la noche que hemos pasado no nos lo pensamos. Desayunamos y dejamos el alojamiento. Caminamos por el camino de tierra hasta llegar a la carretera principal. Sinceramente no sabemos si tenemos que ir hacia la derecha o a la izquierda. Ayer, preguntando cómo ir a Polonnaruwa, nos comentaron que deberíamos ir hasta el cruce Inamaluwa y allí coger otro bus. Le preguntamos a una familia que se encuentra en la parada de bus y nos confirma que así es. Esperemos junto a ellos hasta que pasa el bus. Ya en el cruce hacemos un rápido cambio de bus y casi sin darnos cuenta ya vamos de camino a Polannaruwa.

    Polonnaruwa fue la segunda capital de Sri Lanka después de la destrucción de Anuradhapura en el año 993. Las glorias de esa época se pueden encontrar en los tesoros arqueológicos que todavía dan una buena idea de cómo la ciudad se veía en su apogeo. En ella encontraremos un parque arqueológico, una delicia para explorar, con cientos de estructuras antiguas – tumbas y templos, estatuas y estupas.  Una vez crucemos el acceso a la ciudad antigua nos sumergiremos de lleno en su cultura, en su historia.

    En algo menos de dos horas llegamos, el conductor nos avisa. Esta primera semana está siendo intensa, hace mucha calor y llevamos un buen ritmo así que esta noche vamos a dormir en un sitio “diferente”. Necesitamos descansar. Bajamos y sin llegar a colgarnos las mochilas nos montamos en un tuck-tuck que nos lleva al alojamiento. Por el camino nos hace un poco de cross-selling y se ofrece a hacernos un tour por la Ancient City de Polannaruwa. La entrada cuesta unos 25$ por persona y él nos ofrece las entradas y el tour por 8000 rupias, aproximadamente lo mismo. ¿Dónde está el truco? ¿Lo hace gratis? Nos enseña un libro lleno de referencias escritas por viajeros, españoles entre otros. Las leemos, la verdad es que hablan bastante bien hasta que leo una donde explica el ‘truco’. Al parecer, el amigo conductor sabe la manera de entrar gratis. Le decimos que lo pensamos y que ya le diremos algo. En otra ocasión, no te diría yo que no lo hubiéramos cogido pero creo que no vale la pena jugársela por unas pocas rupias y así también contribuimos al mantenimiento. No obstante, considero que el precio de la entrada sigue siendo desproporcionado.

    Finalmente decidimos alquilar unas bicis para visitar la ciudad antigua por algo más de 500 rupias. Compramos la entradas en el museo y pedaleamos 500 m por la carretera principal hasta llegar a la entrada principal. A los pocos metros de la entrada lo primero que nos sorprende es el Cuadrángulo Sagrado, un grupo compacto de ruinas hermosas e impresionantes dentro de una plataforma levantada limitada por una pared. Esta es la colección más concentrada de edificios en toda la ciudad antigua, y una visita obligada. En el centro del Cuadrángulo se encuentra el Vatadage, una casa reliquia circular del siglo XII, con cuatro puertas de entrada orientadas a los puntos cardinales que conducen a una dagoba central con cuatro budas. 

    Seguimos nuestro camino hasta llegar a un desvío de tierra, nos dejamos caer y en unos minutos llegamos a Shiva Devale, estamos solos. Este es el edificio más antiguo en Polonnaruwa, ya que se remonta al breve período de la dinastía Chola Sur (alrededor de 1070), cuando los invasores indios se establecieron en la ciudad. Construido en piedra y en perfecto estado de conservación, este es uno de los pocos templos hindúes de la Ancient City de Polannaruwa. Descansamos unos minutos y reprendemos la marcha. Parece que los monos se han puesto de acuerdo y a medio camino, encima cuesta arriba están parados lado a lado preparados para “atacarnos”. Es como en las películas cuando en un instituto los niños malos le quitan el bocadillo al empollón, pues lo mismo pero con monos. Como ya hemos tenido varias experiencias y conocemos su modus operandi, evitamos llevar comida encima. Pasamos el “peaje” de los monos y volvemos al camino principal.

    Alquilar unas bicis tiene cosas muy buenas, como puede ser la libertad que te da a la hora de ver las cosas pero también tiene cosas malas cuando son las tres de la tarde y hace 30 grados. Si a eso le sumas la bicicleta sin cambios que le tocó a Marien pues ya os podéis imaginar el resultado final. Nos refugiamos debajo de un árbol, el sol no perdona y encima no corre nada de aire. Compramos una Coca-cola fría y recuperamos fuerzas para lo que viene ahora. Uno de los lugares de mayor interés de la Ancient City está a punto de llegar , Gal Vihara. Nos montamos en nuestras “flamantes” bicis, pedaleamos, cuando nos queremos dar cuenta ya estamos allí. Aparcamos y caminamos unos 300 m al lado de un hermoso lago.  Gal Vihara es un grupo de cuatro hermosos budas en perfectas condiciones, cortados de una larga losa de granito. El Buda de pie tiene 7 m de altura y se dice que es el más fino, con su inusual posición de los brazos y triste expresión facial. Por otro lado, el Buda reclinado que mide 14 m de largo, representando a Buda entrando en NirvanaPuede que este sea el momento que más afluencia de personas hayamos visto desde que entramos al recinto, y no me extraña, es espectacular y para las personas budistas tiene que ser un momento muy especial. Seguimos aquí, sentados, observando, viviendo. Cada vez hay menos personas y ahora prácticamente estamos solos. Nos ha impresionado mucho este lugar, y realmente no necesitamos ver más pero es que al otro lado de la carretera hay otra joya, una estatua de buda sin cabeza dentro del templo de Lankatilaka, un edificio con paredes de más de 17 metros de altura.  Una vez más volvemos a estar solos, cosa que hace que la visita a este lugar sea todavía más impresionante. Contemplar algo así sin nadie más y en silencio es realmente increíble.

    Ahora sí, decidimos poner fin a nuestra visita. Tomamos el mismo camino para evitar circular por la carretera principal. Son cerca de las 18:00h y mucha gente acaba de trabajar. En imposible no analizar la manera de conducir de los cingaleses. Aunque la mayoría tiene intermitentes, parece que su uso no acaba de convencer, siendo sustituido por la bocina o claxon.  Como en otros países de Asia, para avisar de que vas a adelantar, pasar o de que te estás acercando hacen uso de la bocina, ¡que escándalo!. Salimos del recinto por la misma entrada y lo primero que nos deja embobados son las vistas de la puesta de sol y el lago. Va, que se nos hará de noche. Sorprendentemente, las piernas están respondiendo muy bien y la vuelta hasta el alojamiento se hace muy amena. Nos encanta ver cómo se mueve la ciudad, sus gente…nos cruzamos con un río en medio de la ciudad y vemos como familias y varios trabajadores de la construcción que han acabado su jornada se dan un chapuzón.

    Seguimos nuestro camino. El sol está a punto de decir adiós, el cielo de color azul y rojos, campos de arroz a derecha e izquierda. ¡Llegamos! Muy bien Marien, misión cumplida, ahora a relajarnos para mañana seguir con la ruta que tenemos preparada. Se me olvidaba, además de los campos de arroz y el sol hemos visto personas muy arregladas a pocos metros del hotel. Yo creo que es una boda. Marien, ¿podemos ir a saludar a los novios? Al principio nos hacía gracia pero dos cosas: uno, no nos han invitado y dos, ya no me hace tanta gracia, son casi las 23 h y tienen la música a tope! Ahhhhhhh….

COMMENTS

1 Response to 97 Polannaruwa

  • Nati wrote on August 30, 2017 at 5:28 // Reply

    Muy bonitas las ruinas! Yo soy fan de los budas 😉
    No sé cómo habéis podido aguantar tanto calor.

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