39 SAPA

  • AUTHOR: // CATEGORY: Vietnam

    8 Comments

    Son las 16:45 cuando llegamos a Hanoi y a toda prisa cogemos un taxi que nos deja en la misma puerta de la estación de tren en la calle Le Duan. No hay tiempo que perder. Corremos hacia la ventanilla de Vietnam Railways y respiramos con alivio cuando comprobamos que tenemos billetes y litera para viajar esta misma noche. Ya de paso y para evitar problemas, aprovechamos y compramos también los billetes de vuelta.

    El tren nos sorprende muy positivamente: compartimentos de madera muy acogedores con puerta y con pestillo, literas muy confortables y con almohadas, sábanas y edredones limpios. Nada que ver con los trenes de India aunque su precio tampoco, unos 20 euros por persona. Es muy caro si tenemos en cuenta que el salario medio de Vietnam es de 3.000.000 VND al mes, unos 103 €.

    Nuestros compañeros de viaje son una pareja de chinos que no hablan ni pizca de inglés pero mediante mímica y estrategias varias de comunicación conseguimos entender que viajan de vuelta a casa. Nos surge la duda de si ellos cambiarán de tren o es nuestro tren el que continúa trayecto a China. Intentamos preguntar al personal del tren la hora de llegada a Lao Cai porque ya nos vemos dormidos y despertando en China. Obtenemos respuestas de todo tipo: a las cinco, a las seis, a las siete y media… No nos queda más remedio que poner el despertador a las 4:50 am por si acaso.

    Finalmente el tren llega a Lao Cai, final del trayecto, con retraso, a las 7.30 am. Una vez allí compartimos minivan con un geólogo vietnamita que hemos conocido en el tren. Sapa se encuentra a 40 km de Lao Cai y a unos 1600 m de altitud. Tardamos algo más de una hora ya que las curvas de la montaña, la niebla y la intensa lluvia nos obligan a ir bastante despacio.

    No hemos entrado aún por la puerta del hotel cuando un par de mujeres de la tribu H’Mong averiguan nuestra nacionalidad. No hemos dicho ninguna palabra y aunque nos parece sorprendente, llega un punto en el que, después de que cada día pasen cientos de personas de todas las nacionalidades por tu pueblo, es normal volverse un experto en reconocer idiomas e incluso chapurrear algunas palabras. Sapa junto a Halong Bay son dos de los lugares más turísticos de Vietnam.

    Una vez dejamos las mochilas en el alojamiento y con un mapa y un par de indicaciones ponemos rumbo al poblado de Cat Cat, a unos 3 km de Sapa. Es un pequeño pueblo donde se puede ver cómo viven las etnias vietnamitas de las montañas, además de una pequeña cascada y un puente.

    Conforme vamos caminando hacia allí es imposible no detenerse para observar las panorámicas de la montaña, llena de terrazas de arroz de diferentes tonalidades de verde. Por suerte la niebla nos ha dado una tregua regalándonos estas vistas, al menos por un rato.

    Una vez en Cat Cat y tras pagar una entrada de 50.000 VND por persona, comenzamos a subir y bajar por sus empedradas callejas llenas de tenderetes de artesanía, comida, etc. Multitud de mujeres de la tribu H’Mong vestidas con trajes tradicionales en colores negros con decoración en las mangas intentan de manera insistente vendernos lo que sea con su recurrente frase: “You buy from me!”. Grupos de niños del poblado juegan a nuestro alrededor y nos preguntamos si no deberían estar en el colegio cuando nos damos cuenta de que es domingo. Ya no sabemos ni en qué día vivimos. No obstante escuchamos como un guía explica a unos turistas que la mayoría de niños no quiere ir al colegio porque tienen que caminar muchos kilómetros por la montaña para llegar.

    De vuelta al hotel, mientras subimos las empinadas cuestas que nos llevan a Sapa, vemos como un niño de apenas seis años desciende a toda velocidad con su cochecito roto y una madera que utiliza de freno, demostrándonos que no hace falta mucho para ser feliz. Antes de llegar, pasamos por un mercado local donde nos compramos un kilo de rambután para comer, nuestro último descubrimiento frutal.

    Pasamos la tarde en la habitación, junto a la chimenea y disfrutando de su calorcito y de varias tazas de té y café mientras contemplamos la intensa niebla y el anochecer a través de los cristales empañados de las ventanas. No está mal hacer un poco de hogar en una tarde de domingo, el cuerpo nos pide relax y el frío de la montaña invita a ello.

    Nuestro segundo día en Sapa teníamos pensado hacer un trekking de 4 horas que nos habían ofrecido en el hotel y que nuestros amigos Christine y Mark ya habían hecho el día anterior. Tras comprobar que la intensa niebla con la que levanta el día no nos va a dejar ver ni siquiera a un metro de distancia y recibir el mensaje de nuestros amigos en el que valoran el trekking de manera no muy positiva, decidimos hacerlo por nuestra cuenta. Mucho mejor no tener que ir en rebaño con multitud de turistas, poner nosotros la duración y el recorrido que nos apetezca, que no nos lleven a golpe de pito y sobre todo, no tener que pagar por algo que podemos hacer nosotros mismos, que es caminar.

    Mapa en mano, emprendemos nuestro paseo. ¡Qué gran decisión la de ir solos! Esto nos permite pararnos a nuestro antojo, hablar con las diferentes personas de las tribus que nos encontramos por el camino… En definitiva, poder disfrutar a nuestra manera y a nuestro ritmo del momento.

    Uno de los momentos más entrañables y que nunca olvidaremos de nuestro paso por aquí es en el que nos cruzamos con dos niñas que caminan en dirección contraria a la nuestra y les damos dos caramelos que llevamos en la mochila. Ni siquiera saben cómo abrirlo, una de ellas se lo come con papel incluido y Nacho tiene que ayudar a la otra a despegar el caramelo del envoltorio transparente final para que pueda comérselo. Jamás podré olvidar el brillo de sus ojos observando a Nacho abrir el caramelo.

    Realmente no somos conscientes de cuánto hemos caminado hasta la vuelta, cuando conseguimos que un chico nos lleve de vuelta a Sapa en su moto. Lo que pensamos que será un trayecto en moto de 5 minutos para nuestra sorpresa resultan ser unos 15 al menos.

    Hoy nos esperan bastantes horas de viaje por delante entre volver a Lao Cai y la noche de tren de vuelta a Hanoi. Sin duda, la visita a Sapa ha valido mucho la pena, tanto por sus paisajes como por las tribus que, aunque en ocasiones pueden llegar a resultar pesadas, lo único que hacen es intentar ganarse la vida de la mejor manera posible en estos momentos con el turismo.

COMMENTS

8 Responses to 39 SAPA

  • RAÚL wrote on March 27, 2014 at 11:27 // Reply

    Eyyy pareja! Impresionantes las fotos! Seguid disfrutando!!!

    • Marien Garcia wrote on April 1, 2014 at 11:22 // Reply

      Gracias Raúl! Un abrazote!

    • Nacho Roldán wrote on April 2, 2014 at 5:01 // Reply

      Raúl! Siiii, impresionante el lugar. No hagáis la despedida sin mi eh cabrones! Que te me casas! Esperadme. Un abrazoooo.

  • Nati wrote on March 27, 2014 at 2:09 // Reply

    Cómo me gustan las fotos de las gentes de esos lugares!!!

  • nano wrote on March 27, 2014 at 11:02 // Reply

    Qué maravilla ver a la gente que quieres felices y rodeados de tanta grandiosidad. Realmente este viaje nos va a ayudar a todos. Besos

    • Marien Garcia wrote on April 1, 2014 at 11:11 // Reply

      mil besos para vosotros también !

  • Toñi wrote on March 31, 2014 at 2:09 // Reply

    ¡Maravillosas fotos! Cómo reflejan la pobreza del lugar las fotos de mujeres y sobretodo las de los niños, pero a la vez sus caritas de felicidad sea lo que sea lo poquito que tienen, saben disfrutarlo.Pues venga ¡adelante! que el viaje lo llevamos casi a la vez que vosotros. Muchísimos besos a los dos.

    • Marien Garcia wrote on April 1, 2014 at 11:19 // Reply

      Sí, y nosotros deberíamos de aprender a disfrutar y valorar lo mucho que tenemos. Cosas tan simples como el agua potable… Pero al final te das cuenta de que la felicidad no depende de tener más o menos cosas.

LEAVE A REPLY

FILL THE FIELDS TO LEAVE A REPLY. Your email address will not be published.