79 CUZCO Y LAS RUINAS DE PÍSAC

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    Tras haber pasado la noche en Arequipa y descansado del largo viaje de vuelta desde Cabanaconde, esta tarde ponemos rumbo a la antigua capital del imperio Inca, Cuzco. El viaje es largo, 10 horas de camino. Por ello escogemos viajar con la compañía Cruz del Sur, que tantas personas nos han recomendado. La verdad es que es como viajar dentro de una burbuja dentro de Perú. Autobuses climatizados, asientos cómodos, manta, almohada e incluso una azafata durante todo el viaje que hasta te sirve la cena como si de un avión se tratase. En fin, nada que ver con el resto de la realidad que hemos visto hasta ahora. Todo un lujo que ya nos va bien para el largo viaje hasta Cuzco.

    Llegamos sobre las 6 y como ya acaba de amanecer, directamente nos vamos hacia el alojamiento donde desayunamos. El dueño, muy amablemente, nos informa de todo lo que podemos hacer y visitar en la ciudad y alrededores y la oferta de tours guiados que podemos contratar allí mismo si queremos.

    La primera sorpresa llega cuando nos enteramos de que decidas hacer un tour guiado o hacer las visitas por tu cuenta, sí o sí, has de pagar un boleto turístico que vale 130 soles, unos 34 euros, y que te da acceso a visitar visitar todas las ruinas de Cuzco y el valle sagrado en un plazo de 10 días. Si realmente tienes el tiempo y las ganas de visitar todas la ruinas, podría considerarse hasta económico, pero no es nuestro caso. Nuestra intención es visitar las ruinas de Písac mañana domingo ya que es el día en el que se celebra su conocida feria artesanal. No es posible. No venden entrada individual a ninguna de las ruinas. Nos enteramos de que existe un boleto “parcial” que te permite sólo visitar 3 de las ruinas y vale 70 soles, unos 18 euros. Vale, esto es otra cosa y ya que lo tenemos que pagar, lo aprovecharemos para ver también las ruinas de Ollantaytambo el miércoles porque dormiremos allí como punto de partida para visitar el Machu Picchu el jueves.

    Decididos a ello, nos dirigimos a comprar nuestro boleto parcial a la Oficina de la Municipalidad y he aquí la segunda sorpresa cuando el señor nos dice que este boleto tiene una validez de sólo 2 días.  Tras explicarle nuestro caso, la única solución que nos da es que lo compremos mañana domingo en Písac y pidamos que nos pongan la fecha del martes para que nos pueda servir para visitar Ollantaytambo el miércoles ya que de lo contrario tendríamos que comprar el boleto dos veces. Alucinante.

    Indignados nuevamente por el abuso en los precios para turistas que venimos observando desde que hemos llegado a este país, nos resignamos a ir a Písac mañana e intentar hacer lo que el señor nos ha propuesto, con el riesgo de que se nieguen a ponernos la fecha del martes. En ese caso, tenemos claro que nos daremos la vuelta y, aunque nos duela, nos quedaremos sin visitarlo pero no estamos dispuestos a pagar el precio del boleto para ver sólo una cosa ni a verlo todo a la carrera y de golpe. Hay que tener en cuenta que para ir a Písac o a Ollantaytambo hay que hacer desplazamientos en autobús de aproximadamente una y dos horas respectivamente.

    Montados en un autobús local que apesta a gallina y en el que la gente se queja y le grita al conductor que no meta a más personas porque no podemos apretarnos más, llegamos a Písac tras una hora de trayecto y mil paradas en el camino.  Una vez en el pueblo, cogemos un taxi que nos lleva hasta las ruinas, que están a 4 Km de allí. El taxi nos lleva hasta el punto de control donde se compran y revisan los boletos y luego te acaba de subir hasta las ruinas. Lo compartimos con unos hermanos argentinos que ya tienen sus boletos y nos esperan dentro del taxi a que los compremos.

    Tras hacer la larga cola y llegar a la ventanilla, la señora se niega en rotundo a vendernos el boleto con fecha del martes. Le enseñamos nuestros tickets para el Machu Picchu, reserva de alojamiento en Ollantaytambo… pero es inútil. Como mucho dice que nos puede poner fecha de mañana… Eso y nada es lo mismo. Y si puede poner fecha de mañana, ¿qué más le dará a la buena mujer?  Lo intentamos con su compañera pero es inútil intentar razonar nada. Tras llamarles ladrones y gritarles que les tendría que dar vergüenza abusar del turismo de esta manera, nos montamos en el taxi y le decimos que nos volvemos para el pueblo con él, que no estamos dispuestos a pagar esa burrada para sólo ver Písac. El hombre, que ya ha empezado a conducir, nos hace un gesto con el dedo en la boca para que nos callemos y nos dice que ya estamos dentro. Y así es, se ve que nos hemos vuelto a colar, pero que conste que esta vez ha sido totalmente involuntario. Estamos tan contentos que junto a los hermanos argentinos nos permitimos el lujo de contratar un guía a la entrada y juntos pasamos toda la mañana visitando estas ruinas que, junto con las de Machu Picchu y la fortaleza de Ollantaytambo, son las más impresionantes del Imperio Inca.  Estas ruinas se extienden por la ladera de la montaña más de 500 metros desde el pueblo, con pasos y acueductos de piedra tallada, túneles en las rocas, tumbas, terrazas de cultivo y un templo del sol situado en un punto estratégico.

    Parece ser que la ubicación de Písac está perfectamente calculada. Según algunos investigadores, las ruinas de Písac forman, junto con Cuzco y Piquillacta, un triángulo equilátero en el que cada punto dista 33 Km de distancia entre sí, y los tres se encuentran ubicados a 3,300 metros de altitud sobre el nivel del mar. En cuanto a su nombre, Písac proviene del quechua y significa perdiz. Algunas teorías lo atribuyen  a que el ave es muy abundante en la zona mientras otras lo hacen a que la forma del asentamiento se asemejaba a este animal.

    Después de visitar las ruinas bajamos caminando hasta el pueblo y paseamos un rato por el famoso y enorme mercado artesanal donde una mujer que nos intenta vender un chal de lana de alpaca nos explica el procedimiento para obtener el color azul de manera natural en el tejido. Lo obtienen con la orina de un niño menor de siete años. Si el procedimiento nos llama la atención, aún más el motivo de la edad del niño ya que se debe a que en la orina no puede haber ningún residuo de alcohol.

    El resto  de los días en Cuzco, hacemos vida normal. Disfrutamos de los rincones de la ciudad y paseamos por sus callejuelas empedradas, sus mercados y su bonita plaza de armas donde Pizarro proclamó la conquista de Cuzco.

    Mientras paseamos por sus calles nos llama la atención la cantidad de banderas gay que hay por toda la ciudad. Hasta el momento en el que al preguntarle a un policía por una dirección, veo la misma bandera en uno de los laterales de su gorra. Me fijo que en el otro lateral tiene la bandera de Perú. En ese momento le digo a Nacho que no puede ser… Algo no cuadra. Así que al llegar al hostel lo buscamos en Google y efectivamente, se trata de la bandera de Cuzco, que coincide exactamente con la bandera gay. Curioso, ¿no? La pregunta que ahora nos hacemos es… ¿cuál de las dos llegó antes?

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3 Responses to 79 Cuzco y las ruinas de Písac

  • Nati wrote on July 13, 2014 at 8:35 // Reply

    Me encanta el niño con su cochecito!!!. Que bien se lo montó el taxista!!!

  • Toñi wrote on July 13, 2014 at 8:11 // Reply

    Pues vais de suerte y qué competente el taxista.Supongo que lo habrá hecho más veces por lo menos para que no le falle el trabajillo. La foto del niño con el cochecito preciosa, como cuando yo era chica y jugaba con cualquier cosilla.

  • Aby wrote on June 19, 2015 at 10:05 // Reply

    La bandera del Cuzco está formada por siete bandas horizontales de siete colores a imitación del arco iris. La propuesta de la bandera inca surgió de la emisora Radio Tawantinsuyo en 1973, con motivo de su 25 aniversario. El fundador de esta radio dedicada a la música folklórica propuso instaurarla como genuina bandera de sus ilustres antepasados: siete bandas horizontales con los colores del arco iris o de los siete chakras del cuerpo humano. Cinco años después, en 1978, la Municipalidad de Curco “compró” la idea y se dedicó a sembrar la ciudad andina con la enseña.
    No es nada relacionado a la bandera de EUA. “La bandera del Orgullo Gay es obra de Gilbert Baker, un ex soldado que se unió en los años 70 a los movimientos por los derechos gays en California. En 1978 izó la primera bandera diseñada por él mismo y tejida a mano por 30 voluntarios. Los ocho colores de la bandera –los siete del arco iris más el rosa- tienen este significado: rosa, sexualidad; rojo, vida; naranja, curación; amarillo, sol; verde, naturaleza; turquesa, magia; azul, serenidad y violeta, espíritu.
    Actualmente, según nos aclara un amable lector, la bandera gay oficial (o LGTB, como se dice ahora) tiene seis colores, uno menos que la inca, habiendo desaparecido el azul celeste y el rosa en sus dos rediseños desde los años 70.”

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